miércoles, 3 de octubre de 2012

Un poco de Historia de Armas Cortas


Aunque las primeras pistolas se crearon en el siglo XVII como armas auxiliares de la caballería, se utilizaba las pistolas de  ; era un metodo de amenaza contra el fuego que se empezo a usar en el siglo XVI . el término pistola se refería a los pequeños puñales y dagas que se llevaban escondidos entre la ropa. En la primera mitad del siglo XVI se refieren en  castellana las primeras pistolas como arcabuces pequeños. Ya en la segunda mitad de ese siglo se empleaba el término pistolete. Para primeros del XVII, el término pistola para referirse a las armas de fuego cortas empuñadas con una mano, ya estaba extendido. 
La palabra proviene del francés pistol, y ésta del checo píšťala (flauta), por la forma de las armas antiguas de las guerras Husitas. Otra teoría se refiere a la ciudad italiana Pistoia, donde se manufacturaban las dagas. 
Hasta el siglo XIX, la pistola emplea básicamente los mismos mecanismos de disparo que los mosquetes y fusiles antiguos: mecanismo de  en el XVI/XVII, de pedernal en el XVIII y primera parte del XIX y de percusión al aparecer este tipo de mecanismo a principios del XIX. 
Todas estas pistolas requerían la recarga de su munición manualmente después de cada disparo. La munición se introducía por la boca del cañón (arma de avancarga) y consistía en pólvora, proyectil y taco de papel (que servía de tapón para mantener comprimidos los dos anteriores dentro del cañón y se presionaba con un adminículo denominado baqueta). Este método de recarga era muy lento y, generalmente, los combatientes desenfundaban sus sables o espadas después de disparar, ya que las circunstancias no permitían recargar nuevamente la pistola. 

La primera evolución de la pistola capaz de disparar varias veces antes de recargar munición fue el revólver, también llamado «pistola rotativa». Se sabe de un modelo utilizado por el ejército británico en el siglo XIX, pero el revólver moderno lo patentó Samuel Colt en 1835. Este sistema aloja la munición en un barrilete («tambor») desmontable que gira con el recorrido de vuelta del gatillo, colocando de esta manera una nueva recámara («nicho») ante el percutor. 
En la recámara del barrilete se introducía una porción de pólvora negra (generalmente DuPont), taco de papel, munición (plomo) y se retacaba con una palanca situada bajo el tubo cañón. Este procedimiento se realizaba con sumo cuidado para evitar que la presión inflamara la pólvora anticipadamente. Por la parte posterior de cada recámara del barrilete se colocaba un fulminante como «primer» detonante. En ocasiones se cubría todo con grasa para evitar que la chispa del primer disparo prendiera las seis recámaras, provocando el estallido del arma y heridas al tirador. Debido a lo complejo y lento de esta operación, no era de extrañar que los soldados de caballería llevaran consigo una dotación de barriletes precargados, los cuales eran desmontables.
La falta de especialización de la manufactura de las armas de la época y los bajos controles de calidad propiciaron una serie de accidentes en los que no era raro lesionarse seriamente las manos en el momento de cargar y accionar las pistolas. 
Comúnmente, el revólver tiene seis recámaras, pero hay modelos que tienen entre cinco y nueve.



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